Describimos el avistamiento de una hembra adulta de Euphractus sexcinctus llevando con su boca su cría a lo largo de un camino en el bosque seco Chiquitano-Chaqueño de Santa Cruz, Bolivia. La cría parecía tener menos de un mes de vida, era aún lactante. Su presencia fuera de la madriguera a tan corta edad sugiere que algún depredador u otra amenaza hizo que la madre cambiara de refugio.
El peji, Euphractus sexcinctus, es una especie diurna de armadillo que está activa aún en las horas más calientes del día y es considerada especialista de bosques secos junto con Tolypeutes matacus, Chaetophractus villosus y C. vellerosus (Cuéllar & Noss, 2003; Noss et al., 2010). En Bolivia la reproducción de E. sexcinctus se estima que ocurre de octubre a diciembre, cuando nacen entre 1 y 2 crías por camada, que luego quedan en la madriguera por 90 días (Cuéllar, 1999; Cuéllar & Noss, 2003). El comportamiento de acarreo de crías de esta especie fue observado en cautiverio en casos que la madre cambiaba de refugio porque era molestada (Gucwinska, 1971; Smith, 2007), pero no se lo había registrado en su ambiente natural (L. Emmons, com. pers., 2014; W. J. Loughry, com. pers., 2014; M. Superina, com. pers., 2014).
Aquí describimos una observación de campo que tuvo lugar en un ecosistema de transición Chiquitano — Chaqueño, en el límite del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Kaa-Iya del Gran Chaco, Provincia Cordillera, Departamento de Santa Cruz, Bolivia (18°40′26,2′S, 60°08′41,5′W, 276 msnm). El sitio de observación corresponde a un camino de tierra poco transitado por vehículos, cercano al río San Miguel, y rodeado por un bosque seco Chiquitano transicional al Chaco sobre suelos bien drenados. Este bosque presenta un dosel caducifolio de 12 a 15 m de altura, caracterizado por la asociación de dos especies arbóreas: Athyana weinmannifolia y Acosmium cardenasii. Es un bosque algo degradado, con mediana presión de ganadería y categorizado como Vulnerable por Navarro & Ferreira (2008).
El 30 de marzo de 2014, día soleado y claro a las 14:30 hs, observamos en el camino un armadillo adulto hembra que identificamos como Euphractus sexcinctus por su característico color amarillo en la parte dorsal y las seis bandas en el caparazón con algunos pelos blancuzcos. Estos rasgos eran visibles en fotografías y un video que tomamos, y que luego verificamos consultando con especialistas y literatura. La hembra tenía sus mamas agrandadas y transportaba una cría que asumimos que era lactante, llevaba los ojos cerrados, y tendría menos de un mes de vida (Noss et al., 2010). La hembra llevaba su cabeza en alto y a la cría suspendida sobre el suelo, sujetándola con la boca por el antebrazo izquierdo ( Fig. 1A ). La cría contraía la cabeza y las patas al centro del caparazón dando la apariencia de una bola, y sólo su cola tocaba el suelo. Observamos a la hembra durante tres minutos mientras se trasladaba por el camino, hasta que se introdujo al bosque. Sus huellas se extendían por cerca de 300 m sobre el camino, junto con las de un individuo adulto de tatú llorón, Chaetophractus vellerosus, que venía siguiéndola a unos 2–3 m detrás.
Ante nuestra presencia el tatú llorón quedó quieto, pudimos atraparlo con la mano, y comprobamos que presentaba lesiones frescas como mordidas en su antebrazo ( Fig. 1B ). Luego lo liberamos.
Chaetophractus vellerosus es omnívoro y también se alimenta de pequeños mamíferos (Soibelzon et al., 2007; Abba et al., 2011), por lo cual deducimos que éste probablemente intentaba depredar a la cría de peji; se habrían producido agresiones entre aquél y la madre, y ésta terminó trasladando la cría hacia otro refugio. Gucwinska (1971) y Smith (2007) afirman que en cautiverio el traslado de crías ocurre cuando la hembra se siente amenazada, y muestra comportamientos agonísticos contra el intruso. Este comportamiento agresivo también se ha observado en Dasypus novemcinctus durante las últimas semanas de preñez, la lactancia y el cuidado de las crías (McDonough, 1994).
El traslado de crías con la boca también se da en otros armadillos como Chaetophractus villosus (A. M. Abba, com. pers., 2014) y Zaedyus pichiy (M. Superina, com. pers., 2014). En Euphractus sexcinctus el traslado no solo ocurre tomándolo con la boca del brazo, sino también del caparazón e inclusive la cabeza. En algunas ocasiones durante el acarreo la madre lesiona a la cría, lo que a veces genera comportamientos agresivos de la cría hacia la madre o transportador (Gucwinska, 1971). Sin embargo, durante la observación no percibimos ningún comportamiento agresivo por parte de la cría, por lo que estimamos que la madre estaba cuidando y trasladando a su cría correctamente sin causar ninguna lesión. Esto es corroborado por el color de piel, la cual presentaba un color rosa carne de una cría sana, y no frío y oscuro como en crías incorrectamente cuidadas (Gucwinska, 1971). Ante estas consideraciones estimamos que el evento observado es un ejemplo de cuidado parental exitoso ya que la madre transporta muy bien a su cría alejándola de un potencial depredador y garantizando su desarrollo.
Agradecimientos
Al PN ANMI Kaa-Iya del Gran Chaco, al Servicio Nacional de Áreas Protegidas y la Dirección General de Biodiversidad por autorizar y apoyar los estudios biológicos del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, y a la Empresa Minera Caliza Kaa-Iya por financiar la expedición. Al Dr. Damián I. Rumiz y a los dos revisores anónimos por sus importantes aportes y correcciones que ayudaron a mejorar el manuscrito; y a Roxana Ledezma quien filmó el ocasional encuentro.