Texas exhibits one of the richest levels of pocket gopher diversity in the United States. Three genera (Cratogeomys, Geomys, and Thomomys) and 11 species are found in Texas. It is not surprising given the diversity of the Texas landscape (ecoregions, life zones, substrates, and vegetation) that these species are further subdivided into 29 subspecies in Texas alone. Pocket gopher distributions are determined by availability of suitable soil types and therefore often occur in small, isolated populations. For some taxa, limited distribution and ultimately small deme sizes result in populations that may require attention from a regulatory and management perspective. For many Texas pocket gopher subspecies, insufficient information exists to make sound recommendations relative to conservation status and needs despite decades of research collecting and evaluating data based on morphometrics, distributions and habitat preferences, karyotypes, allozymes, and mitochondrial DNA. As such, there is precedent for elevating pocket gopher subspecies to species after evaluation of available data, as well as subsuming subspecies into a broader taxonomic group. We used genomic techniques to identify genetically defined operational taxonomic units (OTUs) of pocket gophers to improve knowledge and understanding of pocket gopher distributions within the state. Using tens of thousands of single nucleotide polymorphisms, we determined the number of OTUs in each genus to be 5 for Thomomys bottae subspecies, 8 for Geomys species, and 5 for Cratogeomys castanops subspecies in Texas. In general, these data agree with current taxonomic hypotheses regarding Geomys and C. castanops; however, many T. bottae groups present similar genetic patterns that do not merit subspecies status based on these data, suggesting a more conservative classification of T. bottae in Texas and southeastern New Mexico that could facilitate conservation efforts, should they be necessary.
Texas presenta uno de los niveles de diversidad de tuzas (gofers de bolsillo) más altos de los Estados Unidos de América. En Texas se encuentran tres géneros, Cratogeomys, Geomys y Thomomys, y once especies. Esto no es sorprendente, dada la diversidad del paisaje de Texas (ecorregiones, zonas de vida, sustratos y vegetación), que estas especies estén subdivididas en 29 subespecies. Las distribuciones de las tuzas están determinadas por la disponibilidad de tipos adecuados de suelo y, por lo tanto, a menudo corrresponden a poblaciones pequeñas y aisladas. Para algunos taxones, la distribución limitada y, en última instancia, los grupos de pequeño tamaño resultan en poblaciones que pueden requerir atención desde una perspectiva regulatoria y de gestión. Para muchas subespecies de tuzas de Texas existe información insuficiente para hacer recomendaciones sólidas sobre el estado y las necesidades de conservación, a pesar de décadas de investigación que recopilan y evalúan datos basados en morfometría, distribuciones y preferencias de hábitat, cariotipos, alozimas y ADN mitocondrial. Así pues, existe un precedente para elevar las subespecies de tuzas a especies después de evaluar los datos disponibles, así como para incluir las subespecies en un grupo taxonómico más amplio. Utilizamos técnicas genómicas para identificar unidades operativas de taxonomía definidas genéticamente (OTUs) de tuzas para mejorar el conocimiento y la comprensión de las distribuciones de dentro del estado. Usando decenas de miles de polimorfismos de nucleótido único (SNPs), determinamos que el número de OTUs en cada género es 5, 8 y 5, para las subespecies de Thomomys bottae, las especies de Geomys y las subespecies de Cratogeomys castanops, respectivamente, en Texas. En general, estos datos coinciden con las hipótesis taxonómicas actuales sobre Geomys y C. castanops; sin embargo, muchos grupos de T. bottae presentan patrones genéticos similares que no justifican el estatus de subespecie basado en estos datos, lo que sugiere una clasificación más conservadora de T. bottae en Texas y el sureste de Nuevo México que podría facilitar los esfuerzos de conservación, si fueran necesarios.